Digitalización 3D y el Patrimonio Cultural
Las nuevas tecnologías están contribuyendo al desarrollo de nuevos enfoques en el registro y la difusión del Patrimonio Cultural, en particular, el software y hardware orientado a objetos tridimensionales y la realidad virtual, nos permiten el estudio en detalle de elementos con valor patrimonial, y ofrecen la posibilidad de generar diferentes productos y servicios de difusión cultural para mejorar la puesta en valor de los bienes culturales.
Se abre así un campo de trabajo importante, que trata de concordar e integrar nuevas tecnologías para facilitar el acceso, visualización y captación de contenidos relativos al Patrimonio Cultural.
La carta de Cracovia 2000 recoge los principios actuales para la conservación y restauración del patrimonio. En ella se destaca la catalogación y representación fidedigna como el primero de los pasos en la puesta en valor de los bienes culturales.
Hoy en día son ya muchos países que siguiendo las recomendaciones de la UNESCO han adoptado el método fotogramétrico para la confección de un archivo de su Patrimonio Cultural. Todo bien cultural registrado bajo un modelo 3d fotogramétrico, es un documento técnico para saber con una precisión milimétrica como era ese bien cultural en un momento determinado.
En el proceso de evolución de las nuevas técnicas de digitalización del patrimonio ha sido de vital importancia, la implicación de los organismos públicos y privados. La propia UNESCO ha impulsado la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión del Patrimonio Cultural mediante conferencias y congresos como el World Heritage in the Digital Age, publicaciones como The World Heritage Newsletter o la creación de la carta de la UNESCO para la preservación del patrimonio digital.
Se reúnen así una serie de actividades, orientadas a dar soporte científico, a todas las aplicaciones digitales empleadas en la conservación del Patrimonio Cultural; entre las cuales figura la digitalización 3D y la "virtualización" de los bienes culturales, relacionada directamente con la interpretación del patrimonio para la que ICOMOS ha desarrollado específicamente la carta ENAME.